21 diciembre 2008

CARTA DE NAVIDAD


Hola a tod@s, sumido en una agradable modorra a medio sol después de comer, empecé a recordar.

Pensaba en que me encantaría dormirme y despertar el día 7 de Enero de 2009. Pero una imagen recorrió mi mente. Era yo, con mi flequillo que parecía cortado con un cutex, tumbado en la cama. Me veía lleno de ansiedad y deseo, debía ser un cinco de Enero entre los 5 y 7 años. Por la tarde habíamos estado preparando la llegada de los Reyes Magos, mi hermana y mis padres habían estado preparando, turrón, polvorones, cava y otras viandas para sus “majestades de oriente” y sus pajes. En el balcón, un cubo de agua y pan duro para los camellos.

Mientras ellos preparaban el recibimiento, yo revoloteaba entre sus piernas preguntando qué a qué hora llegaban, y me juraba no dormirme para poder sorprenderlos este año.

Me decían: “si los ves, desaparecerán junto a los regalos”. Recuerdo como era introducido, casi a la fuerza, en mi habitación. Mi corazoncillo estaba acelerado, “si no tengo sueño” replicaba yo.
Ya dentro de mi cama, daba vueltas de forma incesante, intentando no dormirme. Todos los años lo intentaba y al final me dominaba el sueño.

De pronto me encontraba sentado en la cama, los primeros rayos de luz entraban a través de la persiana. ¡Caray! Otra vez me había dormido. Quería salir corriendo hacia el comedor, pero mejor me esperaba, no fuera que desaparecieran los regalos que con tanto deseo y dificultad había escrito en la “carta a los Reyes Magos”. Una duda existencial se apoderaba de mi mente, ¿me habré portado suficientemente bien?, al menos las notas del cole habían sido buenas.

Luego deseaba que mis padres y mi hermana entraran rápido por la puerta. Se acababa el tiempo de jugar, al día siguiente había que ir al cole. (El gran hándicap de los Reyes Magos frente a Papa Noel)

¡POR FIN!, el picaporte se movía, ¡SIIIIIII ERAN ELLOS!, mi familia iba a aparecer por la puerta.

CARLIIITOS ¿estas despierto?...En un parpadeo estaba en la puerta del comedor, a la derecha el Belén, a la izquierda el Arbol de Navidad y en el centro PAQUETES MUCHOS PAQUETES con bonitos papeles de regalo y lazos de colores. Hacia ellos me lanzaba rasgando los envoltorios, para descubrir si había sido un niño bueno y empezar a jugar con toda premura.

En ese momento, salí de mi sopor, me había dormido. Pero al despertarme había perdido esa sensación desagradable de los adultos en Navidad. Estaba deseando que mis hijas revivieran aquellas sensaciones, la ilusión de la Navidad.

Ahora estaba al otro lado, ahora junto a su madre (mi mujer) somos los que hacemos los preparativos para provocar esas sensaciones. Ahora entendía a mis padres, sonsacarnos los juguetes que “queríamos” y ellos podían pagar, llevar los regalos a casa sin que los viéramos y esconderlos en casa para que no los encontráramos. Entendía ahora que las viandas y el cava eran para ellos mientras envolvían los regalos. Como se dividen los regalos en múltiples paquetes para que hayan el doble de lo que son y rentabilizar el gasto.

En este momento, me daban igual los anti-consumo, los progres que están en contra de todo por estarlo. La ilusión de un niño está por encima de esas pajas mentales de adulto amargado.

Solo una sombra planeaba por mi mente, esos niños que crecerán sin esa ilusión en sus vidas, que siendo niños no podrán serlo, que su único juguete será un arma, un pico y una pala o una mina en el rincón más escondido de la miseria humana. Una sombra que planea sobre mi todos y cada uno de los días del año cuando miro a mis hijas.

La Navidad no es mala en sí, los malos somos nosotros que la prostituimos como hacemos con todo. Somos los adultos que la convertimos en buena o mala en la mente de nuestros hijos. Como que si tienes más regalos que tu amiguito, es que eres mejor que él. O el presumir que le he comprado a mi hijo el mejor regalo y el de más de moda para que los amigos de los papas lo vean y sepan que tenemos un nivel de “que te cagas”.

Haced una aportación, aunque sea mínima, a esos niños a los que nunca les llega la Navidad y hacer conscientes a vuestros hijos cuando sepan la “VERDAD” que un poquito de lo que les toca a ellos se lo cedan, a los si no es por todos, nunca tendrán nada.

Así, tal vez, la Navidad seguirá teniendo un sentido a pesar de la avaricia de Madoff e individuos similares que con su codicia han colaborado para que muchos padres no puedan complacer a sus hijos porque se han quedado sin trabajo y no puedan compartir esa mínima parte con los que realmente lo necesitan.

Recordad que muchos niños tienen los reyes el día 7, cuando alrededor de la basura muchos padres depositan los juguetes en desuso para hacer sitio a los nuevos y otros padres menos afortunados los recogen para que sus hijos también sean felices.

Bueno espero que la mayor parte de los niños sean felices, aunque solo sea por un día. En las manos de los adultos esta.


FELIZ NAVIDAD.