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21 junio 2009

CON LOS PIES EN EL CESPED


Era ya tarde, un chaval de unos 21 años volvía a su casa, cabizbajo y con los ojos enrojecidos. Tenía miedo de volver a su hogar, no sabía cómo decir algo que tenia esperanza de que no ocurriera, al menos en estos momentos.

Entro en el portal de su finca, le quedaban cinco pisos sin ascensor y unas paredes sucias para afrontar la realidad.

Con el pulso tembloroso, más por su problema que por las escaleras, metió la llave en la cerradura y abrió la puerta. Se dirigió al comedor a través del oscuro pasillo. Se oyó la voz de su madre: ¿Hijo, cariño eres tú? El chaval no se atrevió a contestar. Llego al comedor y vio a su padre. Este estaba sentado en el sofá, con las manos sujetándose la cabeza, sin afeitar, con aire de desesperación y un cigarrillo consumiéndose en el cenicero.

Hacía casi un año se había quedado sin trabajo, tenía más de 45 años y no había manera de encontrar un empleo, ni siquiera mal pagado. Su prestación apenas llegaba a los 400 €. Con el sueldo del hijo y esa prestación a punto de finalizar, a duras penas pagaban la hipoteca y mal vivían. El pequeño con 15 años aun no podía trabajar. Cuatro bocas y apenas superaban los 1000 € hasta que dejara de cobrar el paro.

Hola papa, dijo el chico mirando al suelo.

Hola hijo contesto, toma lee esto. La mano del padre le tendió el papel con pulso tembloroso.

Su estomago se retorció dentro de él, el papel era del banco y las facciones de su padre no presagiaban nada bueno. El dichoso papel decía "Le comunicamos que por el impago de su hipoteca en breve tendremos que embargar su piso..."

El poco valor del que había hecho acopio durante cinco pisos y unos cuatro metros de pasillo se había esfumado, se sentó al lado de su padre tan derrumbado como él.

De pronto reparo que la televisión estaba puesta, hecho una mirada, necesitaba un respiro.

Era el telediario de la noche, justo el apartado de los deportes. DAVID VILLA estaba en la pantalla del televisor, con su carita de buen chico y sus pelitos de chivo en la boca. Y de esa boca salió ante la pregunta de un periodista: "La semana pasada no fue fácil. Reconozco que lo he pasado mal. No le deseo a nadie lo que estoy pasando pero..."

De la boca del chaval salió: ¡MALDITO NIÑATO DE MIERDA, SERA HIJO DE PUTA!

¿Qué pasa hijo?

Nada papa, que yo quisiera estar como él, y no todo el día pensando como coño os iba a decir que esta semana me quedo sin trabajo.

Nadie contesto, ni su madre que en ese momento venia de la cocina para darle un beso a su hijo. Esta solo tragó saliva, cruzó la mirada con su hijo y volvió sobre sus pasos, probablemente para llorar en la cocina. El pequeño no se había enterado de nada, estaba estudiando en la habitación. Pensando en acabar el curso con 16 años y buscar trabajo aunque fuera de camarero. Seguro que en esa casa, esa noche, se iba a dormir muy poco

Mientras en alguna casa de Asturias, en una bonita casa y bien iluminada brindaban con cava y daban saltos de alegría. Un hijo, esa noche, acababa de marcar un gol a Sudáfrica. Mas tarde pensarian en los millones de euros que ganara el niño el año que viene.

Muchos deberían de sacar los pies del césped y ponerlos en la tierra.

Saludos.