24 junio 2007


TODO POR LA PATRIA

Hola a todos, en contra de mi costumbre, llevo 6 días sin publicar ningún artículo.

Se debe a un estado de “descanso cerebral”. ¿Será el calor?, o ¿será el calentamiento del planeta?.

Cuando se habla de este hecho, pienso que intercambiamos los términos y deberíamos hablar de que el planeta está caliente. Calentito de verdad.

A las 21:00 de hoy he oído la última. Cinco soldados españoles muertos en un ataque premeditado en el Líbano (Aquí teneis las primeras imagenes). Casi me equivoco y pongo Afganistán, o Haití, o Kosovo, o Bosnia, o…bueno hubiese dado casi igual, cualquier día pasa en otra parte del mundo. Veremos el lío político que se monta, de nuevo, en nuestro país.


Nuestros soldados serán la nueva generación de santos y mártires del siglo XXI. Lo digo, porque parecen aquellos religiosos que se repartían por el mundo evangelizando y ayudando a los pueblos desfavorecidos e ignorantes. Pero de verdad, ¿sirve de algo?. Si no recuerdo mal todos los conflictos de una forma u otra mantienen su actividad.

Ahora vendrán los efectos colaterales, lamentos interesados en todos los estamentos de la sociedad española. Parlamento, periódicos,…

Todos se estarán frotando las manos. Unos ya tienen cadáveres que tirarse a la cara. Ya veréis como Irak vuelve a la boca de muchos. ¿Quién los usará mejor?, socialistas o populares. Y los periódicos ¿qué?, hojas y hojas que escribir, causas, motivos, familiares llorando, sepelio…

Va a tener envidia hasta la prensa rosa.

Poco tardara ENDEMOL en crear un programa, para enviar famosos a las zonas de conflicto más calientes. Con suerte le matan a alguno. Os imagináis, la Yola Berrocal violada y asesinada por talibanes, David Meca pierde las piernas por una mina antipersonal en algún lugar de la tierra. Qué bien se lo iban a pasar toda la maraña de buitres de periodistas del corazón.

Bueno que descansen en Paz.

El resto, que cojan el primer vuelo que haya y se vuelvan. Sino que empiecen a pensar quien será el siguiente.

Mientras, como decía una señora que vendía papel higiénico y trapos por los comercios: “Chalú y Chuerte”.