07 diciembre 2008



IGLESIA Y HOMOSEXUALIDAD


Hola a tod@s, sigo con las cosas que no entiendo. Sobre todo el dar notoriedad a quien no la merece.

Me parece una solemne tontería que los gays italianos acusen al Vaticano de homofobia, en especial porque es algo que todos sabemos.

La iglesia oficial se ha movido siempre entre la hipocresía y el credo. Yo mismo, sin ir más lejos, he conocido a un par de curas abiertamente homosexuales. Y como ellos muchos otros. A lo mejor, a lo que tiene miedo la Iglesia es a que salgan muchos del confesionario en vez del armario.

Según la noticia de PÚBLICO, parece que los gays italianos responsabilicen a la Santa Sede de que la homosexualidad sea delito en una gran parte del mundo, por negarse a firmar la propuesta de la Unión Europea, presidida por Sarkozy, ante la Asamblea de la ONU para que la homosexualidad no sea delito.

Me parece una batalla sin sentido y bastante inútil. Seria más práctico que se enfrentaran a uno de los presidentes más golfos y promiscuos que ha tenido la República Italiana desde los emperadores romanos, Silvio Berlusconi. El estado es el que los ha de reconocer, es a quien le deben exigir sus derechos.

Por mucho que la Iglesia acepte la homosexualidad, los homófonos lo seguirán siendo. Eso es algo que va en la conciencia de cada individuo. Si a mí no me gustan los caracoles, ya puede venir quien venga a decirme que me los coma.

Tampoco van a conseguir que el Islam los reconozca y que los países islámicos lo hagan. Deberían de reconocer que precisamente donde se les acepta, sean países con tradición católica.

Cuando hay 93 países que consideran la homosexualidad ilegal y en otros 9 se castiga con la pena de muerte, deberían centrar sus esfuerzos en luchas menos imposibles y más fructíferas, sin la religión se puede vivir. No entiendo el empecinamiento de que la Iglesia reconozca el condón, el aborto, la homosexualidad ni el matrimonio de los curas. ¿Para qué?, ¿para no condenarse en los infiernos?. Si no estás de acuerdo, no intentes cambiarlos, pasa de ellos directamente.

Yo hace años que debo estar condenado por follar con condón y la verdad prefiero irme al infierno a tener 12 hijos que pasen hambre, amén de que puedas pillar un sidazo o algo similar si realizas “practicas de riesgo”. Y eso sí, se ponga como se ponga la Iglesia no voy a dejar de pegar mis polvitos. Si alguien tiene que tomar una decisión en conciencia que la tome, ya nos veremos en las Calderas de Pedro Botero.

Por cierto, algunos gays deberían reconsiderar sus actitudes. No soy homófono ni mucho menos, pero no creo que cuando celebran o reivindican sus derechos tengan que hacer el maricón, eso no les beneficia en nada.
Según tengo entendido un homosexual es una persona normal con una tendencia sexual distinta y no por eso se debe de convertir en un personaje de opereta.

Bueno, lo que decía al principio la Iglesia no merece tanta notoriedad. Con lo cual “Cada uno en su casa y Dios en la de quien quiera”.

Saludos.