Hola de nuevo, hoy empiezo con la sobada frase de PAN Y CIRCO. Ya he comentado en alguna ocasión que el gobierno está utilizando unas medidas propagandísticas y estratégicas muy primitivas, pero parece ser que aun deben de funcionar, sino, no puedo creer que las pongan en práctica.
Esta frase como todos sabéis se remontan a tiempos del Imperio Romano y por desgracia a nuestra dictadura por excelencia.
Ya tenemos circo, perdón futbol. Ahora con suerte para muchos, puede darse un partido cada día de la semana. Menos mal que algunos serán de pago.
Me imagino encendiendo la televisión y en el palco, Florentinus Supremus. En la arena, perdón en el césped, Ronaldaitor Cristianus contra los enemigos del imperio. Al día siguiente, en el foro, sabios y plebeyos discerniendo sobre la penus maximus cometida sobre Ronaldaitor. Y así un día tras otro.
Mientras Zapaterus Magnus y su Senado confabulando contra la chusma plebeya y la forma de utilizar a sus esclavos. Todos son felices llegando a sus “domus” a descansar y tal vez follar si Ronaldaitor ha salido victorioso y una orgia si la recompensa ha sido un Cáliz Cristianus.
Mientras, no sospechan que la confabulación que Zapaterus Magnus caerá sobre sus cabezas para perpetuar su poder. Los Decuriones vigilando y los patricios sin sospechar que algunos de ellos junto a plebeyos y libertos, pasarían a engordar las colas de esclavos. De esta manera, sufragarían los gastos del Presidentum y toda su pléyade de senadores reunidos en la Curia Moncloum.
Mientras día tras día, plebeyos, clientes y libertos desconocedores de su destino volvían al circo a recibir meriendus y espectaculus. Pobres ilusos, como reían de los esclavos.
¡Coño! Acabo de despertar. ¿Qué hago con esta túnica y estas cadenas? Mi sueño ha ido demasiado lejos, ¡Joder! Menuda pesadilla más tonta, estaba empezando a acongojarme.
Aun sumido en mi letargo, enciendo la televisión y una preciosa cara, con grandes ojos y una mandíbula un tanto cuadrada, va diciendo con una dulce y serena voz:
Trabajareis hasta el día de vuestra muerte, como recompensa, cada mes, recibiréis una cartilla de racionamiento para que vosotros y vuestras familias paséis justito el mes y no engordéis que es malo para vuestra salud…un zumbido corre de un oído a otro, todos mis sentidos se acaban de colapsar y noto algo entre mi culo y el sofá. Recobrando vagamente el sentido recuerdo que no, que una gallina no soy. Efectivamente, me acababa de cagar encima.
Vaya mierda de Patidus Sociatum Populis, que me ha tocado vivir.