En primer lugar y para evitar malos entendidos estoy y soy activista contra la pornografía infantil.
Muchos recordareis del auge del porno al principio de la democracia. Desde ese momento proliferaron gran cantidad de revistas y películas pornográficas. Todos teníamos un Kiosco de “confianza” donde comprar nuestro material de desahogo. Aun así, cuando entrabas en el mismo, esperabas ver quien habia para hacer recarga de material erótico. Por supuesto, el quiosquero te decía ¿una bolsa? Y tú esperabas que fuera opaca, sino a comprar la prensa diaria para ocultar las transparencias, ja, ja, ja.
Lo mismo ocurría en el videoclub, mirabas a derecha y a izquierda; “ahora que no mira nadie” y cruzabas la puerta del CINE X.
Pensabas, van a descubrir "me hago pajas". Como si los demás no se las hicieran.
Las grandes damnificadas de la época, las mujeres. Si lo hacia un hombre se veía mas o menos bien, si lo hacia una mujer seria calentorra y fácil. Como si no tuvieran el mismo derecho al libre desahogo de su sexualidad.
Mientras la pornografía facturaba miles de millones en el mundo, llego Internet.
Esto te facilitaba el acceso al material de tus oscuros deseos, y además te garantizaba el anonimato.
Se dejaron de vender miles de revistas y películas porno. Jamás he oído una sola queja de la industria del sexo sobre este hecho.
¿Por qué? Muy sencillo. Han sabido evolucionar en función de las nuevas tecnologías. Nadie se queja de las descargas ilegales, ni de los derechos de autor, de nada. Si cabe, aun facturan más millones.
Ahora ya os iréis imaginando el porque de estas notas previas.
Si por eso mismo.
Los músicos, actores, cineastas y discográficas montan en cólera y piden cabezas por las descargas de la red.
Lo que están dando son muestras de su inutilidad y falta de adaptación a las nuevas tecnologías. No saben gestionar sus contenidos y están anclados en la fácil postura de ver llegar el dinero con el mínimo esfuerzo.
Son incapaces de ver que probablemente sus productos carecen de la calidad necesaria, de que hay que trabajar a diario para ganar dinero. Es muy cómodo hacer un disco y hasta los 5 años siguientes vivir del cuento y quedarse en casa, al igual que el que hace una película. Ni conciertos, ni páginas con contenidos atractivos, ni contacto con el público, ni firma de ejemplares, ni emisión en directo de ensayos en las páginas de los músicos, nada de nada. Lógicamente si no ofrecen nada, no reciben nada. Ni siquiera se molestan en el patrocinio de marcas publicitarias. NO HACEN NADA.
Se deben sentir seres privilegiados por encima de los demás, claro nosotros somos seres estupidos capados de cualquier cualidad de creación. Pero olvidan que sin nosotros su vida seria una mierda. El mundo lo movemos los machacas, los artistas solo son una parte mas.
Tienen la poca vergüenza de no protestar cuando saben que el presidente de la SGAE, Teddy Bautista, se va a jubilar con 24.500 € AL MES. No protestan ante su política de inversiones y no protestan cuando hace poco enviaron a la calle a unos trabajadores de una de sus secciones. Y encima con la CONNIVENCIA DEL GOBIERNO.
SOLO A PASAR LA MANO.
¿Los artistas no tienen seguridad social que les permita donde caerse muertos, como los demás, cuando nos jubilemos?. Mientras, lo que ganen con sus creaciones, a la cuenta corriente. Si las patentes tienen caducidad, porque no la tienen los derechos de autor.
Resumiendo que aprendan de la INDUSTRIA DEL PORNO y evolucionen, a lo mejor si dejan de “hacer el perro” se sorprenden y multiplican sus ingresos.
Por cierto, aquí os dejo un link a Facebook, es un evento para protestar contra la “La ley de Sinde” o eso de la sostenibilidad de los cojones.
Saludos.