Hola a todos, el lunes empecé mi segundo turno de vacaciones. Todo un gustazo como podéis imaginar.
Es curioso pero siempre me han gustado estas vacaciones, las que llamo “fuera de horas”. ¿Por qué?, pues porque no coincido con nadie. Esto me permite una mayor libertad de movimientos y disfrutar de la realidad cotidiana. Esa realidad en la que nos vemos inmersos a diario y que no podemos ver con la misma perspectiva que si nos situamos fuera de ella.
Me gusta llevar a mis hijas al colegio e ir hablando con ellas por el camino o repasando el examen que van a tener y me gusta estar en casa con mi mujer compartiendo el día a día
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Me gusta bajar a la calle y observar a la gente dirigirse a sus obligaciones diarias como hago yo normalmente. No, no penséis mal, no es por regocijarme de los que en ese momento están trabajando, es para recordar que no hay que perder ningún momento en nuestras vidas y que durante las rutinas a las que nos vemos obligados, debemos hacer pequeñas pausas y aprender a apreciar lo que nos rodea. Sin estas pausas muchas cosas nos pasan desapercibidas, quedan atrás. Como cuando viajas y el paisaje que se ve a través de las ventanillas va pasando sin disfrutarlo como se merece.
Me siento cómodamente en un banco (que no entidad bancaria) donde haya mucha circulación de personas para observar. La mayoría van encerrados en sus pensamientos y parece que no tengan conciencia de la existencia de los que le rodean. A tal punto que parece que tengamos un navegador inteligente en el cerebro que nos evite chocar con los demás. Nadie mira a los ojos de nadie, como evitando ni siquiera un mínimo contacto visual, ni el saludo si se da el caso.
A mí no me gusta vivir así, por eso a diario busco mis pausas. Me gusta observar lo que me rodea, descubrir cosas que no había visto antes y que allí estaban esperando a que las mirara. Saludar a personas con las que me cruzo habitualmente, a ser posible con una sonrisa, siempre te hace más llevadero el día ver caras amables que rostros anodinos.
Hoy por ejemplo llevo dos horas cara al ordenador comunicándome con vosotros, primero contestando a los comentarios de mi anterior entrada y ahora escribiendo esta. Cuando la termine, me bajare con mi mujer a hacerme una picadita y a dar una vuelta hasta que las niñas salgan del colegio y nos volvamos a reunir los cuatro.
Entonces empezara lo peor, ja, ja, ja, “las tareas del colegio”. Pero bueno, es una obligación que todos esperamos de su fruto algún día y además personalmente me sirve de repaso.
Estoy pensando que la publicare luego, ahora me voy a almorzar que para eso estoy de vacaciones y libre de rutina. Me voy a observar un rato el mundo y el bocata lo iré observando mientras me dure, je, je, je.
Ya he vuelto, estaba bueno el bocata como podéis apreciar en la imagen, por cierto, se ha dado una conversación que un día será objeto de una entrada.